Cambiar nuestro sistema alimentario a uno basado en los principios de la economía circular es una de las cosas más poderosas que podemos hacer para abordar el cambio climático y desarrollar la biodiversidad. Podemos lograr esto y proporcionar alimentos saludables y nutritivos para todos.
El sistema alimentario actual no funciona para todos, y ciertamente no funciona para el medio ambiente. La agricultura industrial ha convertido a la agricultura en una de las principales fuentes de contaminación y emisiones de gases de efecto invernadero, y está impulsando la extinción de especies.
No solo producimos alimentos de una manera que no funcionará a largo plazo, sino que también desperdiciamos casi un tercio de ellos, mientras que casi el 10 % de la población mundial pasa hambre.
Uno de los temas más importantes en la industria agroalimentaria y su cadena de suministro es la existencia de subproductos, tratados como residuos y desechados inmediatamente a disposición final. Este tratamiento podría conducir a la pérdida de la posibilidad de obtener valor económico de ellos. La implementación de una economía circular podría evitar la pérdida de valor económico, ya que la economía circular utiliza dichos desechos como recursos para otros procesos. Sin embargo, la aplicación tiene obstáculos y falta de explicación en la literatura, particularmente en el caso de un productor de fertilizantes orgánicos.
El asunto del desperdicio de alimentos se ha vuelto cada vez más crucial para la región de Asia Oriental y el Pacífico, según informa el Banco Mundial. Esta cuestión de los residuos también ha sido reconocida como una de las características de la cadena de suministro de la industria agroalimentaria, en la que, por lo general, los subproductos son considerados meros residuos en lugar de ser vistos como un nuevo recurso a aprovechar.
Cómo construir un mejor sistema alimentario
La producción regenerativa de alimentos significa cultivar alimentos de manera que generen resultados positivos para la naturaleza, como suelos sanos y estables, una mejor biodiversidad local, una mejor calidad del aire y del agua.
Se implementa a través de prácticas adaptadas a los contextos locales, como el uso de diversas variedades de cultivos y cultivos de cobertura, el pastoreo rotativo y la agrosilvicultura (cultivo de árboles alrededor o entre cultivos o pastos) y da como resultado tierras agrícolas que se asemejan más a ecosistemas naturales como bosques y pastizales nativos, proporcionando hábitat para una amplia gama de organismos.