Regulación financiera. Valores. Digitalización. Financiación.

Escuela Europea de Gerencia

La digitalización está a la vanguardia de los desafíos que enfrenta la industria bancaria a medida que atraviesa un período de agitación sin precedentes.

Los márgenes de ganancias y los rendimientos se están reduciendo a medida que los bancos tradicionales se enfrentan a una tormenta perfecta de tasas de interés negativas, un estricto escrutinio regulatorio y una mayor competencia de los nuevos participantes, que van desde pequeñas Fintech advenedizas hasta los gigantes de Big Tech.

Estos nuevos participantes del mercado han capturado el espíritu de la época al atender a los consumidores expertos en tecnología que exigen servicios bancarios en línea fluidos, información instantánea y servicios de alta calidad a costos más bajos. Y las autoridades reguladoras están cada vez más interesadas en los nuevos productos y modelos comerciales que están adoptando estos participantes del mercado.

La experiencia del usuario se está adaptando a los dispositivos móviles y las características del producto se están adaptando a los comportamientos de los consumidores que cambian rápidamente. El aumento de la competencia también proviene de las empresas Big Tech con grandes bases de clientes y grandes capacidades en el mundo digital: Google, Apple y Amazon están ampliando sus capacidades de servicios financieros y expandiéndose a mercados que antes estaban reservados para los bancos tradicionales. Estas empresas continúan utilizando el efecto de red para crear plataformas con muchos usuarios y los datos que acompañan a los usuarios. A cada vez más clientes se les ofrecen diversas interacciones en una sola aplicación, como lo demuestra el éxito de las llamadas “súper aplicaciones”, como WeChat que ofrece Tencent en China.

Los pagos se integran cada vez más en otros servicios y son cada vez menos visibles. La importancia del efectivo también está disminuyendo. Las sucursales físicas están siendo reemplazadas por chatbots programados mediante procesamiento de lenguaje natural basado en inteligencia artificial (IA).

Los participantes del mercado y los reguladores están discutiendo tanto los beneficios que trae la digitalización como los desafíos que plantea. Hasta ahora, donde Big Tech ha ingresado al mercado, ha buscado colaborar con firmas globales de servicios financieros. Este enfoque tiene la ventaja de que las empresas de tecnología pueden trabajar con entidades reguladas. Google y Citigroup han anunciado recientemente una asociación para un servicio de cuenta corriente personal, mientras que cuando Apple lanzó su tarjeta de crédito, lo hizo con la ayuda de Goldman Sachs, que es el emisor.

Pero con la creciente afluencia de actores de nuevas tecnologías en la banca, los reguladores buscan evitar lagunas en el ámbito de la supervisión y abordar los nuevos riesgos que surgen de tales colaboraciones, a través de medidas prudenciales adecuadas.

Fintech y el alcance de la regulación y supervisión

La colaboración entre bancos y empresas Fintech aporta claros beneficios, como satisfacer la demanda de los clientes de soluciones rápidas, así como la facilitación de los servicios bancarios transfronterizos. Pero como resultado, nuevas instituciones sistémicamente importantes pueden surgir de estos desarrollos que inevitablemente utilizarán Big Data e inteligencia artificial de manera extensiva mientras trabajan en estrecha colaboración con el sector bancario.

A medida que la colaboración con los bancos tradicionales se vuelve más común, surge la pregunta de si las empresas Fintech deberían requerir una licencia para participar en negocios bancarios, ya sea directa o indirectamente. Sería prematuro obligar a los actores Fintech que se asocian con bancos dentro del ámbito de la regulación y supervisión bancaria a adquirir una licencia, ya que no amplían los servicios financieros per se, sino que sólo compiten por pequeños eslabones de la cadena de valor. Sin embargo, puede ser prudente implementar un mecanismo de monitoreo para facilitar ajustes rápidos de supervisión en caso de cambios notables.

Con la proliferación de servicios de pago de Apple y Google, el uso indebido de datos se convierte en un motivo de gran preocupación, ya que las empresas de tecnología tendrán acceso a los datos personales de miles de millones de usuarios que pueden venderse o utilizarse con fines de marketing. Esto va de la mano con el riesgo de una calificación crediticia no transparente, que está dando lugar al llamado “efecto de caja negra”. Los modelos de calificación crediticia que se basan en inteligencia artificial (IA) pueden usar esos datos sin el conocimiento del cliente.

A medida que los bancos buscan controlar los costos y lidiar con soluciones de TI cada vez más complejas, la subcontratación va en aumento. Pero esta tendencia a la subcontratación plantea preocupaciones sobre el riesgo y la concentración del mercado.


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