Estos son tres conceptos maravillosos que han estado sobre la mesa tanto en nuestra consultoría como en las capacitaciones virtuales. En tiempos de crisis e incertidumbre, cuando surgen emociones como el miedo, la ansiedad y la inseguridad, ¡debemos hacer uso de estas competencias y desarrollarlas!
Con ascendencia japonesa, no puedo evitar hacer un paralelismo entre resiliencia y kintsugi.
El Kintsugi es un término japonés que no tiene una fácil traducción al español, pero que podemos interpretar como el arte de reparar las heridas con oro. Este arte japonés se remonta al siglo XV y consiste en pegar o reconectar las fracturas de los objetos de cerámica que con el tiempo o por accidente se han agrietado o sufrido alguna lesión.
Además de ser un arte, el kintsugi es una filosofía de vida pues nos hace ver el error, el fracaso, la caída e incluso las heridas como fuente de belleza, orgullo y satisfacción. El kintsugi consiste en valorar el objeto, y valorar la experiencia, la historia que nos hace fuertes.
Y de eso se trata la resiliencia, es una capacidad que nos hace flexibles para enfrentar situaciones difíciles y sobreponernos a éstas con determinación y valentía. Las investigaciones sugieren que si una persona encuentra dificultades con la creencia de que aprenderá de ellas, tiene la oportunidad de crecer incluso cuando las cosas no salen como se esperaba.
De acuerdo con el Instituto GRIT, la determinación y la valentía se componen de tres elementos:
Las personas con un mindset de crecimiento son optimistas, piensan en el poder del “todavía” (Carol Dweck) y están convencidos que el éxito es posible sin importar las circunstancias.
En estudios recientes de la neuro-ciencia se ha demostrado que un factor clave de éxito es nuestra capacidad para entender nuestro pasado y darle forma con una narrativa positiva. La manera en que “seleccionamos” episodios de nuestro pasado y los interpretamos para bien, es una catapulta para avanzar.
Tenemos el poder de controlar nuestra propia narrativa. Y hoy, en circunstancias tan retadoras como las que nos impone el Covid-19 los líderes tienen que usar su albedrío para elegir sus propias historias. La parte más importante de su historia es su propósito principal. Como dice Simon Sinek: empieza con un por qué. Y como también dice Stephen Covey: tus acciones deben ser coherentes con tu misión personal y tus valores. Otro concepto japonés que rescata la importancia del propósito o razón de vida es “ikigai”.
Para aclarar nuestro propósito principal, nos podemos preguntar por qué estamos haciendo lo que hacemos. Repita esta pregunta cinco veces y cada vez profundice en una motivación más profunda.
El futuro es muy incierto en este momento. Todos sentimos que tenemos un control mínimo ante los desafíos que el futuro entraña. Sin embargo, aunque sintamos miedo y algo de stress, es importante reconocer nuestro poder de decisión, ser valientes y tomar la decisión de avanzar.
Estas son algunas recomendaciones para aprovechar la resiliencia y desarrollar la valentía. Al igual que el oro del kintsugi, estas estrategias pueden ayudarle a volver a mirar el futuro con optimismo, y en consecuencia, salir adelante pese a las circunstancias.
Éxitos!